GRUNIA SÚJAREVA: Vídeo- Podcast Lila 128
Ucrania, 1891- Rusia, 1981
“¿Sabías que el síndrome de Asperger no fue descubierto por Asperger?
En 1925, décadas antes que Hans Asperger, una psiquiatra describió con precisión los rasgos del autismo… Pero su trabajo fue ignorado, su nombre borrado y su legado olvidado.
¿Por qué la historia no le dio el crédito que merecía?
¿Cómo pudo adelantarse tanto a su tiempo?
Hoy te contamos la increíble historia de Grunya Súkhareva, la doctora que identificó, por vez primera, el autismo.” 👇👇
¿Sabías qué Grunia Efímovnia Sújareva fue una psiquiatra infantil pionera en el estudio del autismo?
Pues así es…
Grunia Sújareva dedicó su vida por completo a la psiquiatría infantil y a la investigación.
Su misión era comprender la mente de los niños, tender puentes hacia su mundo y derribar los muros del aislamiento.
Su trabajo fue su mayor prioridad, y su compromiso con la mejora de la atención a niños con trastornos del desarrollo y del comportamiento la llevó a revolucionar el campo de la neurodiversidad mucho antes de que este término existiera.
Y, aunque fue la primera persona en describir las características clínicas del autismo en 1925, ese mérito se le arrebató porque siempre se ha considerado que la primera persona que lo hizo fue Leo Kanner y, en segundo lugar, Hans Asperger (luego te cuento más…).
Desgraciadamente, a día de hoy, todavía cuesta que se reconozcan sus méritos.

Pero, hagamos un poco de historia…
Grunia Efímovna Sújareva nació el 11 de noviembre de 1891 en Kiev, en el entonces Imperio ruso, en el seno de una familia judía. Sus padres fueron Chaim Faitelevich y Rakhila Iosifovna Sújareva que tuvieron dos hijas.
Grunia utilizó el apellido de su madre, Sujareva (Сухарева), en lugar del de su padre, algo poco común, y es que en el siglo XVIII, y también el XIX, entre los judíos de los imperios austrohúngaro y ruso se extendió la costumbre de transmitir el apellido de la madre a los hijos (una tendencia que desapareció a principios del siglo XX).
Nuestra protagonista vivió una época convulsa, era la Rusia de los Zares, se dio la Revolución de Febrero de 1917 que provocó la caída de los Zares y, obviamente, fue testigo del nacimiento de la Unión Soviética en 1922.
Desde pequeña, Grunia mostró una mente aguda y una curiosidad incansable. Creció en un entorno donde la educación no siempre era accesible para las niñas, pero su familia valoraba el conocimiento. Con determinación, logró abrirse camino en un mundo que no estaba diseñado para ella.
Desde joven sintió fascinación por el comportamiento humano: observaba, analizaba, intentaba comprender más allá de lo evidente.
Esos primeros años marcaron el inicio de una vocación que la llevaría a desafiar las ideas establecidas y a cambiar la forma en que entendemos la mente infantil.

Nuestra protagonista logró su propósito: estudiar medicina en el Instituto Médico de Kiev, donde se graduó en 1915 y entre 1917 y 1921. Allí realiza la especialidad de psiquiatría en el Hospital Mental de Kiev, donde hace sus primeras prácticas como psiquiatra.
Al finalizar la especialidad, se traslada a la Universidad de la localidad ucraniana de Járkov para entrar a dirigir el Departamento de Psiquiatría.
Poco después decide mudarse a Moscú, donde ejerce como profesora titular y directora del Departamento de Psiquiatría Infantil (cargo en el que estuvo hasta 1965).
Su foco como psiquiatra está puesto en los más pequeños con trastornos de conducta.
En Moscú funda una Escuela Terapéutica con instalaciones para tratamiento psiquiátrico de niños y adolescentes. —algo que ahora nos parece tremendamente normal, pero en aquel entonces fue algo novedoso, adelantado, moderno para la época.—
Grunia Sújareva sabía que ese trastorno que observaba se iniciaba en la infancia temprana y que los niños, a pesar de que tenían una inteligencia normal o superior a la media, eran incapaces de acceder a la escuela reglada debido a sus comportamientos extraños.
En esa Escuela Terapéutica que ella fundó, los pequeños recibían una formación específica en el control motor (habilidades corporales) y en las habilidades sociales. Todo ello a través de talleres ocupacionales con carpintería, pintura y clases de gimnasia, y todo ello facilitaba su mejora y su inclusión en la escolarización reglada.
Durante esa época de inmersión con los pequeños, Grunia aprovecha para hacer un estudio exhaustivo con seis niños y niñas y empieza a anotar los principales rasgos del llamado “espectro autista”.
Este espectro hasta entonces se había clasificado como comportamiento esquizoide, pero ella es la primera en constatar que es diferente y se trata de una personalidad autista.
Ese estudio pionero en la materia lo escribió en ruso y lo publicó en el año 1925,
¡18 años antes que la descripción de Leo Kanner y 19 antes de la de Asperger, dos psiquiatras a quienes se considera como “padres del autismo”! (luego te doy algunos detalles sobre autismo y asperger).
Y, ¿cuál es el origen de la palabra autista?
Lo primero que te diré es que, etimológicamente, proviene del término griego “autos” que significa “por sí mismo”, y el primero que lo utilizó fue el psiquiatra suizo Eugene Bleuler en 1908, pero fue para describir a un paciente esquizofrénico.
En realidad, la propia Grunia usó inicialmente el término «psicopatía esquizoide« para definir a esos pequeños con dificultades, y luego lo sustituyó por el de «psicopatía autista« diferenciando la condición autista de la esquizofrenia.
Pero, ¿por qué el artículo de Grunia Sujareva no tuvo impacto internacional?
Y, además, siendo ella la primera en definir los rasgos del autismo, ¿por qué el nombre que aparece es el de Leo Kanner y el de Hans Asperger?
Pues básicamente porque Grunia Sujareva era mujer, judía, ciudadana de la Unión Soviética, nacida a finales del S. XIX, y el artículo fue inicialmente publicado en ruso; todo eso no ayudaba.
Además, se cree que el también psiquiatra Hans Asperger tuvo acceso al artículo de Grunia Sujareva y que, en lugar de darle la difusión que se merecía, publicó su propio artículo ocultándo el de Grunia.
Se ha hablado también de que esa distancia con su trabajo podía tener relación con el hecho que Asperger tenía vínculos con el Partido Nazi y Grunia era de origen judío y por ese motivo no hubiera querido darle crédito ni difusión.
Por lo que se refiere al estadounidense Leo Kanner, es muy probable que no hubiese leído su artículo publicado en ruso y un año más tarde en alemán. Y es que en el contexto geopolítico del momento, la comunicación científica entre la URSS y el mundo occidental era escasa, especialmente en disciplinas como la psiquiatría.

Pero sigamos con el trabajo de investigación de nuestra Grunia.
Ella no limitó sus esfuerzos a la caracterización del autismo, sino que trabajó también en el desarrollo de terapias adecuadas. Además fue la primera en hablar de las diferencias del autismo en niños y en niñas, ya que, hasta el momento, solo se había estudiado en niños. ¡!
Lo más increíble de todo es que, actualmente, se siguen teniendo en cuenta los mismos criterios de caracterización de la personalidad autista que ella describió en 1925. O sea, las características resaltadas estaban admirablemente escritas, y muchas de las ideas expresadas permanecen claramente vigentes. Algunas de estas ideas: la importancia de separar la esquizofrenia del autismo y la descripción de este trastorno como una condición neurológica con características propias y establecidas desde la infancia, algo que más tarde sería respaldado por la ciencia.
Y, quizás te preguntes, ¿cuáles son esos rasgos autistas?
Podemos empezar diciendo que el autismo es una condición que afecta a la manera en que una persona percibe el mundo, se comunica y se relaciona con los demás. Puede manifestarse de muchas formas. Algunas personas tienen dificultades para hablar o entender emociones, otras son muy sensibles a ruidos o luces, y muchas desarrollan intereses intensos en ciertos temas.
No todas las personas autistas son iguales; algunas necesitan más apoyo que otras. Y no afecta de la misma forma a un hombre que a una mujer.
El síndrome de Asperger, que antes se consideraba un diagnóstico separado, ahora se entiende como una forma más leve dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Las personas con Asperger suelen hablar fluidamente y ser muy inteligentes en áreas específicas, pero pueden tener dificultades en la interacción social, como entender expresiones no literales o captar señales no verbales en una conversación.
La principal diferencia es que el autismo puede afectar más el desarrollo del lenguaje y la independencia, mientras que el Asperger suele implicar retos sociales sin afectar tanto otras habilidades.
En cualquier caso, ambos forman parte de un espectro y cada persona lo vive de manera única.
Pero, sigamos con su historia…
Nuestra Grunia sigue en Moscú y allí tiene la oportunidad de fundar la Facultad de Psiquiatría Pediátrica.
Su labor profesional la lleva a atender a sus pacientes, seguir investigando y a formar a estudiantes de doctorado en psiquiatría.
Eleanora Solomonovna Mandrusova, psicóloga clínica que trabajó directamente con Grunia en la década de 1960, decía esto sobre ella:
“Grunya Efimovna no solo era una doctora brillante, una diagnosticadora sutil, sino también una profesora excepcional. Compartiendo su vasta experiencia, se esforzaba por enseñar a los jóvenes médicos el pensamiento clínico, la capacidad de analizar, comparar y contrastar. Sus revisiones clínicas eran un pequeño espectáculo. Siempre asistían numerosos internos, residentes y jóvenes especialistas. Tras escuchar al orador (generalmente el médico de cabecera del paciente), pedía la opinión de todos los presentes. Y luego, tras examinar y hablar con el propio paciente, con mucha amabilidad, elogiando a cada uno por sus observaciones individuales, describía con persuasión y sencillez un cuadro clínico completamente diferente, justificando claramente sus afirmaciones. Todos recibían una lección, pero no se sentían ofendidos”.

Grunia Sújareva publicó más de 150 artículos, seis monografías y varios libros de texto. Estos libros versaban sobre temas como la discapacidad intelectual, la esquizofrenia y el trastorno de personalidad múltiple.
Y aunque su artículo de 1925 sobre los rasgos del autismo apareció en alemán al año siguiente, la traducción alteró su nombre y lo escribió mal como “Ssucharewa”.
Su publicación de 1925 pasó en gran medida desconocida hasta que en 1996 fue traducida al inglés por la psiquiatra infantil Sula Wolff.¡!
En sus últimos años de vida fue Presidenta de la Sección de Psiquiatría Infantil de la Sociedad Moscovita de Neurólogos y Psiquiatras.
Por lo que se refiere a su vida personal, tenemos pocos detalles….
Grunia decidió no casarse, no tuvo hijos y dedicó su talento y energía a su trabajo vocacional (ahora pensaba en Mária Telkes, otra de nuestras protagonistas).
Esta gran y desconocida psiquiatra falleció en 1981, a los 90 años, con la tranquilidad de haber defendido, incluso en contextos difíciles, una idea clara: que la infancia debía ser comprendida, no silenciada.
Desgraciadamente, a día de hoy, todavía cuesta que se la reconozca como una de las precursoras del estudio del autismo y una figura relevante en la historia de la psiquiatría infantil.
Y, ¿cómo recordamos hoy en día a nuestra protagonista?
Tenemos sus libros académicos, como el de Sukhareva G.E. (1925), Trastornos de la personalidad esquizoide de la infancia. En: Cuestiones de pedología y psiconeurología infantil.
Su figura ha sido objeto de análisis en diversos artículos y publicaciones académicas: Manouilenko I, Bejerot S (2015), Sukhareva–Prior to Asperger and Kanner.
Nord J Psychiatry 69(6): 479-482
Desgraciadamente, a día de hoy, no existen biografías completas dedicadas exclusivamente a Grunya Sujareva.
Una adelantada a su tiempo que fue capaz de ver lo que los demás tardaron casi 80 años en ver.
Otro caso más de una investigadora pionera y de calidad oculta en el olvido.
PARA NOSOTRAS es importante reconocer los logros individuales de cada mujer, y poner los nombres de cada una de ellas en su respectivo lugar en la historia.
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