Lee Miller: Vídeo-Podcast-Lila 124

EEUU, 1907-1977

“Una mujer que desafió todos los límites.

De musa en el mundo de la moda a valiente fotoperiodista.

Su lente capturó la crudeza de la guerra, del exterminio nazi y nos mostró imágenes impactantes del horror en los campos de concentración.

Una vida marcada por el coraje, el arte y el enfrentamiento a sus propios demonios y, a pesar de haber retratado con valentía esos horrores, su historia quedó sepultada en las sombras.

Una mujer polifacética que ha dejado una huella imborrable en la historia del arte y del fotoperiodismo.

Hoy te invitamos a descubrir a Lee Miller, la mujer que transformó su cámara en un grito de resistencia.” 👇

¿Sabías qué Elizabeth Lee Miller fue, a inicios del S.XX, una de las mejores modelos de moda, además de fotógrafa surrealista y valiente corresponsal de zonas en conflicto?

Pues así es….

Lee Miller fue una de las mujeres fotógrafas más importantes del siglo XX. Trabajó en los campos de la moda, el retrato, la publicidad y del fotoperiodismo. Ella exploró la realidad y nos la acercó a través de sus fotografías.

Desgraciadamente, vivió un episodio muy desagradable siendo niña que la marcaría de por vida (pero eso te lo cuento en unos instantes…)

La vida de Lee Miller es la vida de una mujer muy intensa que supo desarrollar sus dotes delante y detrás de la cámara. Primero lo hizo como modelo y después como fotógrafa, aunque llegar hasta ahí no fue nada fácil…. Ella decía: «Prefiero hacer una fotografía que ser una de ellas».

Pero, hagamos un poco de historia…..

Elizabeth Lee Miller nació el 23 de abril de 1907 en Poughkeepsie, una ciudad del estado de Nueva York, EEUU.

Sus padres fueron Theodor Miller y Florence Fenwick, y juntos tuvieron tres hijos de los cuales Lee fue la única niña.

Su padre, de ascendencia alemana, fue ingeniero, inventor y fotógrafo aficionado, una afición que compartió con sus hijos desde muy pequeños. Les enseñó a realizar fotografías aunque a su hija Lee, que destacaba desde bien pequeña por su belleza, la tomó como modelo y le hizo muchas fotografías sin ropa….algo escabroso, ¿verdad?

Nuestra protagonista estuvo siempre sometida a críticas por no seguir las pautas que generalmente debía cumplir una niña. Y es que Lee se divertía con trenes de juguete en vez de con muñecas, quería vestir pantalones en lugar de faldas, era fanática de cortarse el pelo o de recogérselo para realizar “actividades atribuidas a los chicos.” ¡!

Lee Miller destacaba por su libertad y su rebeldía.

Desgraciadamente, con tan solo siete años vivió un episodio durísimo. Lee fue violada por un amigo de la familia. Además, este miserable la infectó con gonorrea, una infección de transmisión sexual. Este episodio tan trágico la marcó de por vida y le provocó que arrastrase brotes postraumáticos.

Lee experimentó problemas de comportamiento durante toda su adolescencia y fue expulsada de casi todas las escuelas a las que asistió -algo bastante normal después de haber vivido una experiencia tan traumática, ¿no crees?-

Por suerte, su interés por la fotografía la ayudó mucho y, con diez años, su padre le compró su primera cámara, una Kodak Box Brownie.

Con 18 años, necesita salir del entorno cercano y cambiar de aires y se va a París para estudiar iluminación, vestuario y diseño (Escuela de Escenografía de Ladislas Medgyes).

Un año más tarde, en 1926, vuelve a Nueva York, EEUU, y lo hace totalmente revolucionada por lo aprendido. Es entonces cuando le sucede algo premonitorio….

Lee iba paseando por las calles de Manhattan cuando, milagrosamente, la salva de ser atropellada Condé Nast, empresario y fundador de las revistas Vogue y Vanity Fair. Tras ese encuentro, digamos que sorprendente y dramático, este empresario le lanza una propuesta: ser modelo para Vogue.

Lee Miller accede y empieza entonces una época que la llevará a convertirse en una exitosa modelo profesional. Ella es la mujer que encarna el look glamoroso de los años veinte. Se convierte en una de las mujeres más buscadas por las editoriales de moda y por las marcas más importantes del momento, entre ellas la de nuestra Coco Chanel (protagonista de nuestra Biografía Lila).

Durante esos años trabajó con el fotógrafo Edward Steichen delante de la cámara pero ella se iba empapando de su forma de fotografiar. Para ella, ser modelo no era suficiente, ella quería estar al otro lado del objetivo y convertirse en fotógrafa. 

Edward Steichen, al conocer sus inquietudes, le escribe una carta de presentación para Man Ray, artista visual estadounidense que reside en París. Y Lee vuelve a hacer las maletas. Quiere conocer a Man Ray y quiere seguir aprendiendo fotografía.

Es el año 1929, París es un hervidero artístico y el Surrealismo está en ebullición. Ahí está el artista Man Ray, un hombre 16 años mayor que ella.

Lee Miller se convierte en modelo y musa para este fotógrafo; la belleza, la vitalidad y el talento de Lee quedan reflejados en muchas de sus fotografías. Mientras tanto, ella aprende el oficio de fotógrafa y empieza a colaborar con él.

Al estudio de Man Ray llegan muchos trabajos de fotografías de moda y, para que él pudiese dedicarse a la pintura, Lee empieza a hacerse cargo de esos encargos. De ahí que muchas de las fotografías tomadas durante este período y atribuidas a Man Ray fueron realmente tomadas por Lee Miller (¡cuántas veces ha sucedido esto!).

Juntos desarrollan el proceso de solarización, procedimiento fotográfico por el cual se obtienen imágenes con el tono invertido total o parcialmente, efectos de halo en sus fotografías. Desgraciadamente, de todo esto no se suele hablar ni consta en los libros sobre fotografía…

Lee Miller trabaja en la moda desde ambos lados del objetivo, una circunstancia que le ofrece una perspectiva única sobre su nueva profesión elegida. Ella prefiere ser sujeto que objeto porque es una mujer independiente a la que no le gusta el papel tradicional de la mujer en la historia del arte, es decir, el de objeto pasivo que es admirado, mitificado, disfrazado o desnudado.

Lee Miller decía«Prefiero hacer una fotografía que ser una de ellas». Y es que no solo desarrolló una impecable carrera como fotoperiodista y corresponsal de guerra, (de la que más adelante te cuento) sino que se convirtió en una destacada fotógrafa de campañas publicitarias de moda. Consigue relacionarse de tú a tú con las principales figuras del surrealismo, tiene su propia mirada fotográfica y se convierte en fotógrafa artística.

En 1932, tras terminar su relación con Man Ray, Lee abandona París y regresa a Nueva York donde establece un estudio fotográfico “Lee Miller Studios”, con la colaboración de su hermano Erik con quien tenía buena relación. En ese estudio trabaja para marcas muy importantes, realiza retratos, siempre con su visión original. Su trabajo atrae a la élite cultural del momento y hace su primera exposición individual en (la flamante galería Julien Levy de) Nueva York.

Lee Miller es ya una destacada fotógrafa comercial con su toque artístico pero necesita cambiar de aires. Y así lo hace porque decide que es el momento de casarse e irse con su marido ( Aziz Eloui Bey, un empresario que había conocido en París) a El Cairo, Egipto. El cambio es exponencial…de vivir en Nueva York a vivir en una sociedad colonial regida por normas y un entorno elitista.

Lee rompe la monotonía de su existencia en Egipto con largas excursiones por el desierto, en donde captura ese paisaje a través de sus fotografías. Algunas de ellas clara inspiración para artistas como René Magritte (Le Baiser en 1938.)

Después de seis años, Lee ya no puede más y en 1937 vuelve a París. Ese mismo verano conocerá a Roland Penrose, artista, escritor y mecenas británico que jugará un papel importante en la vida sentimental de Lee. También se re-encuentra con viejos amigos y amigas del entorno surrealista (Man Ray, Max Ernst, Leonora Carrington, René Magritte o Picasso y Dora Maar, protagonista de una de nuestras Biografías Lila) y con ellos viaja por Europa.

Por cierto que Picasso (el pintor al que ya le cayó la máscara) quedó cautivado por la belleza de Lee Miller y le dedicó alguna de sus obras (L’ARLESIENNE) 👇

Al acabar ese verano, Lee volvió a Egipto al lado de su marido Aziz, pero se mantuvo al día con respecto a las actividades de sus amigos surrealistas en Europa. Sigue en contacto con Roland Penrose por carta, tiene claro que dejará Egipto, y así lo hace. Lee pone fin a ese matrimonio y se va a Inglaterra con Roland Penrose.

Ya ubicada en Londres, empieza a trabajar como fotógrafa de moda para la edición británica de la revista Vogue . Pero es 1939, ha estallado el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, y los bombardeos nocturnos sobre Londres se convierten en la música de cada noche…

Lee Miller capta la dureza y extrañeza de la guerra. Sus antecedentes surrealistas dotan a sus fotografías de un halo especial.

A medida que los fotógrafos masculinos de la revista se van a la guerra, ella se hace cargo de las imágenes de moda y de estilo de vida para la revista Vogue. Veintidós de sus fotografías de los bombardeos figuran en la publicación del Ministerio de Información de 1941 pero, sintiéndose cada vez más frustrada con su fotografía comercial, conoce a David Scherman, fotógrafo de la revista Life, que le explica cómo acreditarse como corresponsal de guerra.

Ella quiere cambiar el estudio de fotografía por el barro del frente y lo consigue. Lee Miller se convierte en una de las cuatro fotógrafas acreditadas de forma oficial como corresponsal de guerra con las fuerzas armadas de Estados Unidos. Todo ello en un momento en el que estaba prohibida la presencia de mujeres en el frente.

Lee trabaja intensamente como fotoperiodista con el objetivo de mostrar la verdad en su fotografía de guerra. Aterrizó como fotógrafa en Normandía en julio de 1944, y se convirtió en la única fotoperiodista presente en la liberación de Saint Malo. Pero fijaos, al no estar autorizada y romper los términos de su acreditación, estuvo bajo arresto temporal y alejada de la primera línea. Increíble….

La cámara de Lee Miller capturó mucho más que lo que sucedía en el frente. Ella inmortalizó la otra cara de la moneda, la vida cotidiana que se sucedía entre las bombas.

-Te recomiendo la Biografía Lila de Gerda Taro, la creadora de la marca Robert Capa junto a Friedmann, que podrás escuchar en nuestro canal de YouTube.-

Entre las más de cuarenta mil imágenes que hizo Lee Miller, algunas son ya icónicas. Por ejemplo la fotografía que tomó su compañero David E. Sherman, dándose un baño en la bañera de Hitler el mismo día que el dictador se quitaba la vida.

Otras son realmente impactantes, como las que realizó en los campos de concentración (de Buchenwald y Dachau), o la de niños en hospitales de Viena, o la ejecución del primer ministro en Hungría, y la dura situación de la ciudadanía en Rumanía…. Todas sus fotografías las acompaña de elocuentes y apasionados textos en los que añadía:

“Os ruego que creáis que todo es cierto”.

En 1946 vuelve a Inglaterra con Roland Penrose, su pareja, totalmente exhausta. Lee está transformada por la guerra y empieza a notar los efectos del estrés postraumático en forma de episodios depresivos.

A partir de ahí, la producción fotográfica de Lee es más esporádica pero sigue trabajando para Vogue como fotógrafa de moda y viajando por Sicilia y Suiza.

En uno de esos viajes, Lee se queda embarazada. Su único hijo, Anthony Penrose, nace en septiembre de 1947, y Lee escribe sobre esa experiencia para un ensayo en Vogue . Desgraciadamente, Lee no logró desarrollar su instinto maternal. Su propio hijo dice en la biografía de su madre Las vidas de Lee Miller:

Tuvo cicatrices que duraron el resto de su vida, tenía problemas a la hora de querer a alguien”.

Ahora, la actividad fotográfica de Lee se centraba en su labor como periodista de diversos artículos culturales para Vogue, y como retratista de artistas catalanes como J.Miró o A.Tàpies.

En esos últimos años, Lee está agotada, tiene episodios de depresión, se refugia en el alcohol y en las recetas culinarias. Todas las experiencias vividas le estaban pasando factura…

En 1977, pocos días antes de la aparición de unas fotografías de la biografía de Antoni Tàpies que constituirían su último ensayo fotográfico, nuestra Lee Miller fallece. Tiene entonces 70 años de edad.

Poco tiempo después de su muerte, su hijo descubrió unas cajas repletas de fotografías de los años 1930 tomadas en París, Nueva York y Egipto, y también fotografías de los bombardeos sobre Londres en 1940. Unas fotos que llevaban allí más de tres décadas, ignoradas y olvidadas.

Estas fotografías son unos documentos extraordinarios del legado de Lee Miller, unas fotografías que retratan los horrores vividos por los seres humanos y las atrocidades que también la afectarán a ella para siempre y que explican el origen de las profundas heridas en su alma.

Y, ¿cómo recordamos hoy en día a nuestra protagonista?

Evidentemente, por su obra gráfica, por esas miles de fotografías cargadas de vida y de muerte.

Carolyn Burke, escritora australiana, es una de sus biógrafas: Lee Miller, a life.

Biografía escrita por su hijo, Anthony Penrose Miller: Las vidas de Lee Miller, de la que se ha presentado una peli:

Lee (2023), la película que protagoniza Kate Winslet dándole vida.

Su nieta, Ami Bouhassane, que compiló varias recetas de cocina en el libro Lee Miller: A Life with Food, Friends, and Recipes, publicado en 2017.

Otra gran mujer que forma parte ya de nuestras Mujeres Lila.

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