Sor Juana Inés: Vídeo-Podcast-Lila 118

“Una mujer que desafió las normas, deslumbró con su ingenio y dejó una huella imborrable en la historia literaria.

En el siglo XVII, en las profundidades de la Nueva España, una fascinante monja desafió la adversidad para convertirse en la voz rebelde de su tiempo.

Con tres añitos, ya sabía leer, a los ocho compuso su primer poema y, siendo niña, quería vestirse de hombre para que la dejasen estudiar.

Su lírica y su prosa es un claro ejemplo de empoderamiento femenino.

Hoy nos adentramos en la poesía y en la pasión de Sor Juana Inés de la Cruz.” 👇

¿Sabías qué Sor Juana Inés de la Cruz fue una poeta y escritora mexicana del siglo XVII?

Pues así es….

Sor Juana Inés de la Cruz, también conocida como “la Décima Musa”, fue una figura destacada de la literatura del Siglo de Oro español, reconocida por su aguda inteligencia y por desafiar las normas sociales de su época.

Hablar de Juana es hablar de una mujer adelantada a su época que se rebeló contra la desigualdad hacia la mujer.

Aunque fue monja ella no tuvo nunca vocación religiosa, porque, ¿sabías qué en aquella época muchas mujeres se hacían monjas y no precisamente por su vocación religiosa?Luego te cuento…

Su verdadera vocación eran los libros, el saber…Así, aprendió aritmética, historia, filosofía, derecho, música…Juana decía:

«No estudio por saber más, sino por ignorar menos».

Su obra literaria es rompedora porque dota a la mujer de un “yo poético femenino”, la mujer es el elemento activo en la relación amorosa, en la relación con el mundo.

Pero, hagamos un poco de historia….

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana nació en San Miguel de Nepantla, Estado de México, en una época en la que se llamaba Nueva España.

La fecha de su nacimiento baila…se baraja el año 1648 y el 1651, pero no está confirmada.

Aunque se tienen pocos datos de sus padres, sabemos que Juana Inés fue la segunda de las tres hijas de Pedro de Asuaje y Vargas Machuca, y de Isabel Ramírez de Santillana, todas ellas hijas ilegítimas porque fueron concebidas fuera del matrimonio ya que sus padres no estaban casados y esto siempre trató de ocultarlo…

Desde muy niña demostró unas aptitudes intelectuales fuera de lo común, entrarían dentro de lo que hoy denominamos “niña prodigio”.

Como os decía al inicio, aprendió a leer y a escribir con tan solo tres años, al tomar las lecciones con su hermana mayor a escondidas de su madre:

“No había cumplido los tres años de mi edad cuando, enviando mi madre a una hermana mía, mayor que yo, a que se enseñase a leer en una escuela para niñas, y viendo que le daban lección me encendí en el deseo de saber leer y engañé a la maestra diciéndole que mi madre ordenaba que me diese lección a mí también. Y es que podía conmigo más el deseo de saber que el de comer.”

Sor Juana Inés

Juana leía y aprendía sobre todo cuanto podía… Pero fijaos lo exigente que era consigo misma y con su aprendizaje que, al estudiar una lección, cortaba un pedazo de su propio cabello si no la había aprendido correctamente, pues como ella misma cuenta en sus versos .. “ no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias…”

Su afán por saber era tal que, siendo niña, intentó convencer a su madre de que la enviase a la Universidad vistiéndose de hombre o, como ella misma dice, “mudándome el traje”, pero….no convenció a su mamá ni tampoco logró cambiar esa injusticia social.

El universo intelectual de Juana es tan grande que le permite amoldarse a los diferentes momentos vitales, a los diferentes cambios, uno de ellos, la separación de sus padres y el cambio de vivienda.

Juana y sus hermanas quedan bajo el sustento de su madre y se van a vivir a la casa de su abuelo; ahí aprende la lengua indígena náhuatl  que incorporó a sus creaciones poéticas mostrando una mezcla única de culturas en su literatura.

Al poco tiempo, Juana tiene que ir a vivir con sus tíos maternos. Allí pasa ocho años hasta que con 15 años se traslada a la capital. Es el año 1664 y comienza así su periodo en la corte virreinal que terminará con su ingreso a la vida religiosa.

Pero, vamos por partes…

Juana ingresó a la corte virreinal donde su intelecto atrajo la atención de figuras prominentes de la intelectualidad pero tuvo que demostrarlo delante de un grupo de eruditos que la examinaron y…superó el examen en excelentes condiciones.

Los virreyes estaban encantados con su protegida, en especial la virreina Leonor de Carreto, quien se convirtió en una de sus más importantes mecenas y primera protectora de nuestra joven poeta.

El ambiente y la protección de los virreyes marcarán decisivamente la producción literaria de Juana Inés. Allí, como dama de compañía de la virreina, la adolescente Juana desarrolla su intelecto y sus capacidades literarias, escribe sonetos, poemas y elegías fúnebres que eran bien recibidas en la corte.

A finales de 1666, cuando Juana tiene ya 16 años, llama la atención del padre Núñez de Miranda, confesor de los virreyes, quien, al saber que nuestra poeta no deseaba casarse, le propone entrar en una orden religiosa.

Y es que, como os comentaba al inicio, muchas mujeres en pleno S.XVII tomaban esta decisión para salvaguardar su tiempo y su libertad; quedarse en la Corte presuponía casarse y eso, no iba con ella…

Juana Inés decidió tomar los hábitos para poder seguir cultivando su intelecto. Así, llegó a escribir poesía, obras de teatro y prosa. Además, ahondó en sus conocimientos musicales, científicos y astronómicos. Todo ello en una época de clara actitud misógina hacia la educación de la mujer.

Así lo expresó Juana Inés:

“Entréme religiosa porque, para la total negación al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación. Quería vivir sola, no tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio ni impidiese el sosegado silencio de mis libros.”

jUANA iNÉS DE LA cRUZ

Queda claro que la verdadera vocación de nuestra protagonista eran los libros.

Así, ingresa en la Orden de San Jerónimo, y pasa a vivir en una celda de dos pisos.

Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales y allí permaneció el resto de su vida, pues los estatutos de la orden le permitían estudiar, escribir y celebrar tertulias. Además, podía recibir visitas como las de Leonor de Carreto, su primera mecenas, que nunca dejó su amistad con la poeta.

En su celda llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca de libros y compuso alguna obra musical.

Sor Juana Inés también es autora de alguna obra de teatro como “Amor es más laberinto” o «El divino Narciso» y en esas obras explora temas como el amor, la sociedad y el papel de las mujeres en una sociedad barroca profundamente patriarcal.

Nuestra Sor Juana Inés recibió dinero por sus obras literarias, primero de la Corte y después por parte de la Iglesia, por tanto, era una profesional de su saber.

En 1674 los Virreyes son relevados de su cargo y, al poco tiempo, fallece la virreina, Leonor, la protectora de Sor Juana; a ella le dedicó una hermosa elegía.

Llegan nuevos tiempos con los nuevos virreyes los cuales también apoyaron la tarea de Sor Juana Inés como escritora.

Ese virreinato coincide con la época dorada de la producción literaria de sor Juana y también sirve para vislumbrar su faceta como administradora del convento.

Sor Juana Inés desarrolla una gran labor como poeta porque en su obra lírica la mujer, por vez primera, deja de ser el elemento pasivo y se incorpora con su propio “yo poético” dando ejemplo de virtud, firmeza y valor.

En sus obras, los personajes femeninos son inteligentes y capaces de conducir su destino, pese a todas las dificultades que suponía la condición de mujer de la época.

Uno de sus poemas más famosos es la sátira: “A los hombres necios” en el que señala la hipocresía de los hombres seductores o, como dice Sor Juana Inés:

”Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.»

Octavio Paz, escritor y diplomático mexicano, escribió en su libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe: “por primera vez en la historia de nuestra literatura una mujer habla en nombre propio, defiende a su sexo y, gracias a su inteligencia, usando las mismas armas que sus detractores, acusa a los hombres de los mismos vicios que ellos achacan a las mujeres. En esto Sor Juana se adelanta a su tiempo: no hay nada parecido, en el siglo XVII, en la literatura de Francia, Italia e Inglaterra.”«

Según la profesora de estudios literarios hispánicos Rosa Perelmuter, en Nueva España la monja de San Jerónimo fue quien llevó a la cumbre la literatura barroca.

De hecho, la mayoría de los filólogos coinciden en que Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimientos.

Pero sigamos con sus periplos vitales porque, con el segundo virreinato, Sor Juana Inés empieza a vivir una historia muy intensa, una historia que ha levantado muchas ampollas: su relación neoplatónica con la nueva virreina, Maria Luisa, la condesa de Paredes, la Lisi de sus poemas, una mujer que ocupó un lugar muy importante en su vida convirtiéndose en protagonista de algunos de sus poemas de carácter amoroso.

El amor heterosexual se presupone, no así el homosexual…

María Luisa se convierte en su gran apoyo y en la segunda gran mecenas de su arte.

Es en esa época cuando Sor Juana Inés realiza —por encargo de la condesa de Paredes— unos poemas que probaban el ingenio de sus lectores —conocidos como «enigmas»—, para un grupo de monjas portuguesas aficionadas a la lectura y grandes admiradoras de su obra. Estas mujeres intercambiaban cartas y formaban una sociedad a la que dieron el nombre de Casa del placer. ¡!

Deciros que las copias manuscritas que hicieron estas monjas de la obra de Sor Juana fueron descubiertas en 1968 por Enrique Martínez López en la Biblioteca de Lisboa.

Pero no todas las personas de poder, o sea, personas de la Corte o de la Iglesia, apoyaban la labor intelectual de Sor Juana, no, también tenía detractores, personajes que le reprochaban que frecuentara a tantas personalidades de la época, que se ocupara tanto de temas mundanos y no religiosos.

Estos personajes tomaron mayor autoridad cuando cambiaron de nuevo a los virreyes. Sus mecenas tienen que regresar a España.

La Marquesa de Paredes se lleva textos de Sor Juana con la finalidad de imprimirlos y publicarlos en España y darlos así a conocer.

Entramos ya en la última etapa de vida de Sor Juana Inés. Estamos en 1690 y poco se conoce de esta etapa en la vida de sor Juana, aunque uno de los testimonios más valiosos lo encontramos en su propia voz escrita en la llamada “ Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” en donde defiende su derecho como mujer al estudio.

Pero te cuento de donde viene esa “respuesta” porque su origen está en una disputa teológica en la que se vio involucrada.

La Respuesta es una contestación a la “Carta athenagórica” que escribió el obispo de Puebla bajo el pseudónimo de Sor Filotea de la Cruz, en la que reconocía el talento de Sor Juana Inés pero le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, y dejara de lado la reflexión teológica y filosófica, un ejercicio reservado a los hombres…¡!

Esto provocó la reacción de nuestra poeta a través del escrito Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, donde hace una encendida defensa de su labor intelectual y en la que reclama los derechos de la mujer a la educación.

En su defensa, Sor Juana Inés señala a varias mujeres doctas, como Hipatia de Alejandría, una filósofa neoplatónica asesinada por cristianos en el año 415-protagonista de nuestras Biografías Lilas-

Poco después de esta publicación, Sor Juana Inés empieza a declinar su arte como escritora, lo deja de lado y decide que se dedicará a la vida monástica.

Son muchas las voces que apuntan a una conspiración misógina tramada en su contra, tras la que fue condenada a dejar de escribir, condenada a deshacerse de su biblioteca y de su colección de instrumentos musicales y científicos, obligándola a cumplir lo que las autoridades eclesiásticas consideraban las tareas apropiadas de una monja.

Recordemos que los cargos virreinales y eclesiásticos habían cambiado, ya no tenía a sus mecenas…

Sea como fuere, abandonó la escritura pública y se dedicó a una vida más religiosa en el convento donde residía. Justamente en el libro del convento estampó: «yo, la peor del mundo».

En 1695 se desató una epidemia de tifus en Mexico que se llevó su vida por delante. Era el 17 de abril y Sor Juana Inés tenía 47 años de edad.

Desgraciadamente, su obra cayó en el olvido en el S.XVIII y fue menospreciada por la mayoría de críticos en el S.XIX pero, ya en el S.XX, se volvió a revalorizar y a colocar en su digno lugar.

Y, ¿ cómo recordamos hoy en día a nuestra protagonista?

Bueno, en primer lugar, tenemos su legado literario, un legado que va más allá de sus contribuciones literarias como un símbolo de la lucha por la igualdad y el derecho a la educación de las mujeres.

Te damos desde aquí algunas (solo algunas porque son muchas las obras que hablan sobre su figura) recomendaciones de libros que hablan sobre nuestra autora:

Poesía lírica de Sor Juana Inés de la Cruz, con prólogo de José Carlos González Boixo, de la Editorial Cátedra.

El libro escrito por Clara Campoamor y que lleva el título de Sor Juana Inés de la Cruz.

El de Rosa Perelmuter en su libro “Los límites de la femineidad en Sor Juana: estrategias retóricas y recepción literaria”

Octavio Paz y su libro: “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe.”

En 1978, durante unas excavaciones rutinarias en el centro de la Ciudad de México, se hallaron sus supuestos restos, a los que se dio gran publicidad. Se realizaron varios eventos en torno al descubrimiento, aunque nunca pudo corroborarse su autenticidad.

En 1992, en reconocimiento a su figura, se crea el Premio Sor Juana Inés de la Cruz para distinguir la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe y se otorga desde 1993.

La figura de Sor Juana ha inspirado películas, obras de teatro, miniseries de tv y algún documental. Actualmente podemos ver en Netflix la serie titulada «Juana Inés». Y recordamos también aquí la película española: «Yo, la peor de todas».

Hoy hemos reivindicado la figura de una poeta que logró crear, en pleno S.XVII, un universo poético en donde reinaba la mujer, con todas sus virtudes.

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¡Hasta pronto!