JUANA I DE CASTILLA: VÍDEO-PODCAST-LILA 116

“Una mujer víctima de una gran injusticia histórica.

Una mujer traicionada y utilizada por su propia familia.

En un mundo de intrigas palaciegas y pasiones prohibidas, emerge la figura de una reina apartada de su trono y cruelmente encerrada más de 40 años.

Una reina etiquetada como «loca» pero, ¿fue su destino la locura o una estrategia política?

Un emocionante viaje donde buscamos la verdad que ha permanecido oculta durante siglos.

Esta semana te descubrimos la historia de Juana I de Castilla.” 👇👇👇

¿Sabías qué Juana I de Castilla fue una monarca española apodada como Juana la Loca?

Pues así es…

Juana fue una Reina apartada de su trono, una mujer incomprendida e injustamente apodada como “loca” .

En nuestra Biografía Lila de hoy descubriremos cómo esta mujer era, en realidad, rebelde, culta e inteligente. Una mujer utilizada por reyes y plebeyos en sus conspiraciones políticas…pero eso lo vemos más adelante…

Juana I de Castilla fue reina nominal de Castilla (de 1504 a 1555) y de Aragón y Navarra (desde 1516 hasta 1555) pero no pudo ejercer su cargo.

Su vida estuvo marcada por el amor apasionado, los secretos y la incomprensión en una época en la que las mujeres no decidían nada.

Su historia es la historia de una mujer que vivió más años de su vida encerrada que en libertad y todo ello a pesar de ser una reina…

Pero, hagamos un poco de historia….

Juana I de Castilla nació en Toledo, Hispania, el 6 de noviembre de 1479, en el estricto ambiente de la corte castellano-aragonesa de su época.

Juana fue la tercera de los cinco hijos de los llamados “Reyes Católicos”, Isabel y Fernando (Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla.)

Pero fijaos cómo son las cosas y cómo es la vida…

Como sabéis, en la mayoría de las monarquías los herederos al trono son los hombres, no las mujeres, y por ese motivo Juana recibió en su niñez la educación propia para una infanta, no para una heredera al trono.

Su educación estaba basada en la obediencia y sumisión más que en las dotes de mando.

Así, Juana estudió comportamiento religioso, urbanidad, buenos modales, artes como la danza y la música, el entrenamiento como amazona y el conocimiento de lenguas romances (propias de la península ibérica) además del francés y del latín.

Por cierto que todo esto parece que ha cambiado en la actualidad.

Hoy en día podemos ver cómo la actual monarquía española está preparando a la princesa Leonor como heredera al trono de España dándole una formación más amplia y completa.

Sigamos con nuestra Juana…

Ella demostró siempre tener una gran capacidad intelectual pero su educación era muy diferente a la de su hermano Juan, el heredero al trono. Para este, la exposición pública y las enseñanzas sobre el mando del gobierno formaban parte de su instrucción.

Su hermano (príncipe de Asturias y de Gerona) se hizo cargo de su casa y de posesiones territoriales como entrenamiento en el dominio de sus futuros reinos. Ese entrenamiento no era el de Juana…

Por otra parte, Juana era fuerte, rebelde y algo escéptica con la religión y esto alarmaba a su madre, Isabel la Católica, una mujer de temperamento muy rígido.

También es importante tener en cuenta el contexto general en el que vivió Juana. Su niñez está enmarcada en muchos acontecimientos históricos. En 1492, cuando Juana tiene 12 años, es testigo del final de la llamada Reconquista. Un año después, la llegada de Cristóbal Colón con la noticia del descubrimiento de América y es el año en el que se consolida España como nación.

Por suerte, en ese ambiente tan estricto, también pudo disfrutar de momentos de juego con sus hermanas María y Catalina.

Por otra parte, sus padres, los Reyes Católicos, son dos monarcas de enorme poder y representación en Europa pero también son dos personas que viven conflictos. Uno de ellos es el de la inestabilidad emocional…

Juana es testigo de los celos que siente su madre motivados por las infidelidades de su padre. Curiosamente eso es algo que ella también vivió (más adelante lo verás.)

Cuando Juana es ya una adolescente, su destino está asignado: tiene que casarse.

Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, negociaron los matrimonios de todos sus hijos con el fin de asegurar objetivos diplomáticos y estratégicos. Eran las llamadas alianzas matrimoniales…tremendo, ¿verdad?

Con 17 añitos, Juana emprende un largo viaje hacia Flandes para contraer matrimonio con su primo tercero Felipe el Hermoso (archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante y conde de Flandes) Era el año 1496.

Y ahora vamos a sumergirnos en una trama llena de secretos y ambiciones…

El ambiente de la corte con el que se encontró Juana era radicalmente opuesto al que vivió en su España natal.

La corte española era sobria, religiosa y familiar. Por el contrario, la corte flamenca a la que fue a parar era opulenta y festiva.

Cuando Juana conoce por vez primera a su futuro marido, la llama de la pasión se enciende. Cuentan que ambos se enamoraron y decidieron adelantar la boda pero eso no duró mucho…

Felipe pronto perdió el interés en la relación y eso provocó un estado de inestabilidad en Juana enorme, provocándole unos celos que han sido considerados patológicos.

Al poco tiempo llegaron los hijos, en total tuvieron seis.

Por las infidelidades de su marido Juana pasó por estados de altibajos emocionales y éste, en más de una ocasión, y como reprimenda, la encerraba en sus aposentos…

Juana fue una mujer perseguida y encerrada a lo largo de toda su vida.

Pero algo inesperado iba a ocurrir en España que cambiaría radicalmente las cosas.

La muerte sucesiva de tres personas de su familia con más derechos al trono que Juana, sus hermanos Juan e Isabel y su sobrino Miguel de la Paz. Eso deja a Juana como heredera de las coronas de Castilla y de Aragón.

En 1502, Juana y su marido vuelven a España y se los proclama como «Príncipes de Asturias». Al poco tiempo de estar en España, el marido de Juana quiere regresar a su país y lo hace dejándola embarazada.

Esta separación, el nacimiento del nuevo hijo y el poco entendimiento con su madre la lleva a tener otro episodio de inestabilidad emocional.

Y su madre (Isabel la Católica), en esa situación, ¿qué creéis que hizo? Pues la tuvo apartada en un castillo, el Castillo de La Mota. Eso agudizó aún más el estado de ansiedad de Juana porque se sentía confinada, apartada y sometida cuando ella lo único que quería era volver al lado de su marido y de sus hijos.

Probablemente hoy en día. esta circunstancia y reacción emocional la entendemos de otra forma.

Finalmente Juana vuelve a los Países Bajos pero, poco después, en 1504, fallece su madre, Isabel la Católica y a partir de ese momento, Juana I de Castilla es proclamada reina de Castilla.

Juana tiene que volver a España pero su marido le retrasa el retorno, no tiene ganas de volver….y no lo hicieron hasta 1506.

Al llegar a España, se suceden unos meses de forcejeos entre los hombres cercanos a Juana, o sea, entre su marido y su padre.

Y os preguntaréis, ¿no era ella la Reina?

Sí, pero ni uno ni otro querían darle ese poder. Su padre, mientras decidían qué hacer, la encierra en el castillo de Tordesillas, la aparta de sus seres queridos y la rodea de personas que la controlan.

Juana I de Castilla, que es la Reina nominal, o sea, por nombre, es apartada del cargo y no puede ejercer ningún poder efectivo. Tremendo, ¿verdad?

Finalmente, Fernando el Católico abandona Castilla, se retira a sus reinos de la Corona de Aragón y empieza el corto reinado de Felipe el Hermoso.

Y, ¿sabéis cuál era la primera preocupación de éste?

Encerrar a Juana en un castillo, incapacitarla por su llamada “demencia”. Esto no lo pudo llevar a cabo porque un súbito mal, todavía sin esclarecer, llevó en pocos días a Felipe a la tumba. Era el 25 de septiembre de 1506.

Acababa así uno de los reinados más breves de la historia de España y dejaba a una mujer rota de dolor por la muerte de su marido pero que tenía que atender sus obligaciones como monarca y…no podía, era incapaz.

Asume entonces la regencia de Castilla el cardenal Cisneros, al tiempo que se llama a Fernando el Católico para que vuelva a su puesto de gobernador, marcado en el testamento isabelino.

En realidad ese también era el deseo de Juana, pero no para abandonar el poder, sino para poderlo ejercer asesorada por su padre pero sus peticiones no fueron escuchadas.

Entre tanto, su negativa a enterrar a Felipe el Hermoso en Burgos, donde falleció y su deseo de cumplir con la petición de su marido a ser enterrado en Granada la llevó a ese triste peregrinar con el cadáver de su marido por los pueblos de Castilla.

Era 1507, era invierno y produjo tan penosa impresión que ya el pueblo le dio su nombre: Juana, la Loca.

A todo ello hemos de añadir que Juana, poco después de perder a su marido, dio a luz a su hija Catalina, una hija que la acompañaría durante mucho tiempo…

Casi un año después del fallecimiento de su marido, en 1507, Juana se encuentra con su padre.

Comenzaba una nueva etapa, pero no como Juana había soñado porque su padre, Fernando el Católico, quería todo el poder sin ninguna cortapisa.

Y, ¿qué pasó?

Pues que su padre tiene la idea de volver a casar a su hija, en este caso con la corte inglesa, pero ella se niega y ante esa negación su padre decide volverla a encerrar.

¿Os dais cuenta de la crueldad de todo?

Juana I de Castilla, la auténtica heredera del trono de Castilla, encerrada en Tordesillas. Es 1509.

La muerte de su padre Fernando el Católico en 1516 y la segunda regencia de Cisneros no trajeron ninguna novedad para nuestra pobre Reina.

En realidad, se añadían títulos porque ahora pasaba a ser también reina de Navarra y soberana de la corona de Aragón. O sea, en teoría, se convirtió en la primera reina de las coronas que conformaron la actual España pero nunca ejerció ese poder.

Juana siguió confinada en ese castillo porque en 1517 su hijo Carlos la va a visitar y la convence para hacerse él cargo de todos los tronos.

Carlos obtiene la conformidad de su madre para que éste gobernara en su nombre.

De hecho, Carlos ya se había hecho titular Rey de los reinos de España, pero eso sí, manteniendo a su madre con los mismos títulos, algo que no se había hecho antes. Esto evitó a Carlos la imagen de presentarse como el hijo que incapacitaba a su madre. Solo le bastaría con mantener el status de confinamiento ordenado por Fernando el Católico.

Nuestra Reina vivió desde 1509 encerrada en Tordesillas, bajo el pretexto de la locura, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo, el rey Carlos I. Una auténtica tragedia.

Hablemos ahora de la supuesta locura de Juana….

Fue apodada «la Loca» por una supuesta enfermedad mental nunca probada.

Algo que no ayudaba era su carácter explosivo, visceral, sin cortapisas, algo fuera de lo pautado y eso…no era conveniente

Se decía aquello de…no ella no puede controlar su vida, no sabe, no debe, es que está loca…¿te suena?

Se ha escrito que la enfermedad podría haber sido causada por los celos hacia su marido y por el dolor que sintió tras su muerte.

Tenemos muchas pinturas en las que se ensalza esa idea de Juana fuera de sí, y también muchas obras de la literatura han perpetuado esa idea.

La locura siempre ha sido un argumento que se esgrime en contra de la mujer

Os recomendamos aquí nuestro Podcast Lila 33 de Camille Claudel o el Podcast Lila 69 sobre Virginia Woolf.

Pero esa locura a la que aludían su padre o su hijo era un claro argumento para apartarla del trono y mantenerla encerrada en Tordesillas de por vida. ¡!

Lo que está claro es que el encierro de nuestra protagonista respondía a una artimaña política para apartarla del poder.

En 1520, cuando Juana llevaba once años como prisionera de Estado, un nuevo acontecimiento político logra devolverle la libertad pero solo durante 3 meses. Se trata de la rebelión de los Comuneros de Castilla contra la política de Carlos V, el hijo de Juana.

Los comuneros no solo la liberaron sino que querían que fuese su Reina pero ésta tuvo pocas posibilidades de hacerlo. Además, prefería estar acompañada de alguien más para tomar decisiones pero…eso no pudo llevarse a cabo. A los pocos meses, las fuerzas imperiales la volvieron a encerrar.

En esos años de soledad y encierro, Juana estuvo acompañada de su hija Catalina de Aragón. Ella era la hija pequeña que tuvo después de morir su marido. Pero en 1524 llega el día en el que su hermano decide casarla (recordar que ellas no decidían nada sobre su vida) y tiene que irse a otro país.

Todavía tenían que pasar muchos años de encierro hasta su muerte en 1555, treinta años después.

Y, ¡ojo! No fue solo un encierro (que ya es dramático de por sí), sino que esa dura y amarga soledad, ese confinamiento en Tordesillas también fue una auténtica tortura para ella por el trato de desprecio que recibió. Maltrato psicológico y físico.

Los últimos años de Juana I de Castilla son muy tristes.

Su cuerpo y su mente se deterioran enormemente por todo lo vivido. Por si fuera poco, se la señala como embrujada por alguna alucinación que le provoca su estado físico y por su falta de interés en la religión cristiana.

Finalmente, el 12 de abril de 1555, Juana I de Castlla fallece con 76 años de edad en el castllo de Tordesillas donde había estado recluída 46 años!!

Y, ¿cómo recordamos hoy en día a nuestra protagonista?

La figura de Juana I de Castilla la encontramos en libros y en pinturas pero siempre retratada de forma errónea bajo el peso de esa falsa locura.

En la comunidad de Aragón se recuerda la fecha de su fallecimiento, y podemos visitar la localidad de Tordesillas, en Valladolid, España.

Os recomendamos el libro de Bethany Aram en donde se ahonda en la revisión del concepto de locura: La reina Juana: Gobierno, piedad y dinastía

Marta Lara: Juana I, La reina cuerda

Y el libro: La Loca, de Cristina Fallarás.

El director Vicente Aranda filmó en 2001 la película basada en su vida.

Y recientemente hemos podido ver una serie televisiva, «La corona partida», sobre su figura.

Una historia de injusticia, una historia por contar a la que nos hemos acercado hoy desde nuestro canal.

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