MARY EDWARDS WALKER: VIDEO-PODCAST LILA 94
«La única mujer que ha recibido la Medalla de Honor del ejército de EEUU por su valentía.
Alcanzó un estatus legendario como cirujana pionera pero también como defensora de los derechos de la mujer y abolicionista.
Ella tenía claro que las mujeres podían mantenerse a sí mismas y recibir igual salario por el mismo trabajo que hacían los hombres.
Otra mujer adelantada a su época que desafió radicalmente las normas de género del siglo XIX»
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¿Sabías qué Mary Edwards Walker fue la primera médica cirujana en el ejército de EEUU?
Pues así es…
Además de su trabajo pionero como médica en ese entorno, Mary es conocida por su defensa de los derechos de las mujeres. Sus discursos sobre el doble juego obligado al que nos enfrentamos las mujeres llamaron mucho la atención en esa época.
Muchos de esos discursos hacen referencia a la vestimenta que debían llevar las mujeres en esa época. Y es que, para nuestra protagonista, la reforma de la vestimenta era fundamental para la emancipación de la mujer. Ella decía: “llevo la ropa que quiero llevar, soy la nueva mujer original”, pero todo ello fue impactante en la época.
Por otra parte, Mary conservó su apellido de soltera 👇👇👇
Esta semana, en nuestro video-podcast lila, viajamos al entorno bélico con nuestra protagonista. Y lo hacemos en un momento en el que, desgraciadamente, las guerras siguen siendo noticia…
En ese entorno militar el papel de las mujeres continúa trayendo polémica. Hasta 2015 había una prohibición de que las mujeres participaran en combate activo, y las mujeres no se integraron en posiciones de combate hasta el 2016. Eso fue hace muy poco tiempo….
Pero, hagamos un poco de historia….
Mary Edwards Walker nació el año 1832 en la ciudad de Oswego, Nueva York, EEUU, y era hija de Alvah y Vesta Walker.
Mary fue la menor de 5 hijas, y tuvo un hermano menor.
Sus padres eran abolicionistas y, por suerte, alentaron a sus hijas a ser librepensadoras y les permitieron educarse en igualdad. Su educación elemental se desarrolló en la escuela local, donde enseñaba su madre que era maestra.
De pequeña también trabajó en la granja familiar y para las labores agrícolas nunca usó ropa femenina ya que la consideraba poco práctica y restrictiva. Y es que su propia madre compartía la opinión de que los corsés y la ropa ajustada eran poco saludables para las mujeres.
Os recomendamos el Podcast Lila 13 sobre la doctora Dolors Aleu que también estuvo en contra del uso del corsé.
Mary Edwards tuvo claro que quería seguir estudiando y quería estudiar medicina. Evidentemente, en esa época se intentaba disuadir a las mujeres para que no ingresaran en ese campo porque era tradicionalmente masculino.
Pero Mary sabía que quería ser doctora y consiguió inscribirse en Syracuse Medical College (ahora Upstate Medical University). Allí se graduó en 1855 y fue solo la 2ª mujer en conseguir el título de Doctora en Medicina.
Al poco de graduarse inició unas prácticas y conoció al también médico Albert Miller, que se convertiría en su marido y con el que abriría una consulta médica. Pero la consulta no funcionó, ya que en esa época la gente no confiaba en las médicas. ¡! Sí, se ve que los pacientes no querían a una doctora-mujer :-((
Su boda fue reveladora porque Mary se puso el “traje de reforma” : una falda sobre los pantalones y un abrigo. Además, no siguió los votos tradicionales y tampoco prometió “obedecer” a su marido.
En una época en que la feminidad se asociaba con ser esposa y madre, ella retuvo su nombre y quiso seguir con su vocación médica. Su matrimonio duró poco porque en 1859 dejó a su marido.
En 1860, Mary asistió brevemente al Bowen Collegiate Institute, en Hopkinton (Iowa), pero fue expulsada por negarse a dejar la sociedad de debates de la escuela, que hasta entonces había estado compuesta únicamente de hombres.
Unos años más tarde, estalló la Guerra de Secesión o guerra civil estadounidense (1861-65) y Mary quiso unirse a uno de los bandos combatientes como voluntaria civil. Quiere ir en su categoría de cirujana pero es rechazada por su sexo ( a ella le otorgaban el cargo de enfermera). Años más adelante argumentó que las pensiones de las enfermeras en tiempo de guerra deberían ser iguales a las de los veteranos.
Tras años de lucha en los que no le pagaron por sus servicios le dieron el puesto de cirujana auxiliar en un 52º batallón de Ohio.
En diciembre de 1862, el New York Tribune escribió: “Vestida con accesorios masculinos… puede amputar un miembro con la habilidad de un viejo cirujano, y administrar la medicina igualmente”. ¡Oh, sorpresa! (añadimos nosotras).
También el director del personal médico la definió de una forma ofensiva como “monstruosidad médica”. Y es que para llevar a cabo su extenuante trabajo durante la guerra, Mary llevaba un uniforme de oficial, una falda de longitud media sobre un par de pantalones, un abrigo abotonado y dos pistolas.
Ya os he comentado al inicio que era una abierta defensora de la «reforma de la vestimenta de la mujer». La arrestaron en más de una ocasión por vestirse «como un hombre» imaginando que había algo malo en ella.
La prensa también fue muy crítica con su apariencia, llamándola ‘fea’ y ‘delgada’ (lo que en ese momento no era un cumplido).
Vale la pena hacer una mención especial a la ropa que debían vestir las mujeres a mediados del S.XIX: las faldas largas se arrastraban en la tierra, propagando enfermedades; las crinolinas eran inflamables; los corsés eran estrechos; y las telas se teñían frecuentemente con arsénico. Era una época peligrosa e incómoda para la salud femenina, y nuestra protagonista quería cambiar eso.
Una mención al movimiento “bloomer”, movimiento de reforma de la vestimenta del siglo XIX que había comenzado 16 años antes. El “bloomer”, pantalón ondulado y cónico, lo adoptaron las mujeres de clase media como un camino alternativo hacia la igualdad de género.
Para Mary E.Walker, la reforma de la vestimenta fue su prioridad y siempre insistió en llevar su propia vestimenta.
En septiembre de 1862 solicitó al Departamento de Guerra un empleo en los servicios secretos para convertirse en espía, pero rechazaron su oferta.
En 1863 consiguió un puesto de asistente civil de cirugía en el Ejército del Cumberland convirtiéndose en la primera cirujana del ejército de Estados Unidos.
Un año más tarde, capturan a Mary y la acusan de espionaje por las tropas confederadas después de cruzar las líneas de batalla para ayudar a un médico con una cirugía. Y es que, a menudo, Mary se saltaba las líneas para atender a civiles.
Mary estuvo en prisión durante 4 meses, una prisión en la que había civiles rebeldes, unionistas y desertores y también mujeres prisioneras, entre ellas prostitutas. A Mary la liberaron en 1864 en un intercambio de prisioneros de guerra.
Poco después, comenzó a supervisar un hospital para mujeres prisioneras y luego supervisó las operaciones en un orfanato.
Después de la guerra, algunos cargos militares supieron valorar su aportación y su valentía, Por esa valentía recomendaron a Mary Edwards Walker para condecorarla con la Medalla de Honor, que le fue concedida en 1865.
En los 159 años de historia de la Medalla de Honor, que es el premio militar más alto de los Estados Unidos por su valor en combate, más de 3500 personas han recibido el prestigioso premio. Pues bien, sólo uno de ellos hasta ahora ha sido una mujer, nuestra protagonista de hoy.
Pero fijaos lo que pasó. En 1917, su nombre se eliminó de la lista de poseedores. No se les ordenó que devolvieran la medalla, por lo que Mary continuó utilizándola hasta su muerte. y se restituyó en 1977 a título póstumo.
Mary Edwards Walker fue una mujer valiente que al acabar la guerra comenzó a escribir y a dar conferencias. Allí exponía sus ideas y valores sobre temas como la asistencia sanitaria, los derechos de la mujer y la reforma de la vestimenta para las mujeres.
Llegó a diseñar un “traje de reforma de vestidos” que, según ella, era una solución “a los corsés crueles, ligas apretadas y otros soportes”. Incluso viajó a Inglaterra para exponer su caso a multitudes.
En 1870, Mary había adoptado el atuendo que usaría por el resto de su vida: pantalones, chaleco, abrigo y sombrero de copa. Pero por esa valiente decisión la acosaron en la calle, la insultaban y le arrojaban huevos.
Mary Edwards Walker también fue sufragista , hizo campaña para el Senado de los Estados Unidos en 1881 y se postuló como candidata demócrata al Congreso en 1890. De ahí que compartiera unos años de su vida con la también sufragista, abogada y activista Belva Lockwood.
Os invito a descubrir el Podcast Lila 67 sobre una coetánea a Mary, también sufragista: Matilda Joslyn Gage.
Mary Walker murió en 1919 y pidió ser enterrada con un traje masculino en lugar de un vestido.
Otra mujer valiente y atrevida, consecuente y coherente con su vida y sus ideales que supo desarrollarse plenamente aunque eso le costase muchas actitudes negativas hacia ella.
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ACTUALIDAD SOBRE MARY EDWARDS WALKER
Y, ¿cómo recordamos hoy en día a nuestra protagonista?
Mary fue incluida en el National Women’s Hall of Fame en el año 2000.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se dio el nombre de «SS Mary Walker» a un buque Liberty en su honor.
En 1982, el Servicio Postal de los Estados Unidos emitió un sello de 20 centavos con su imagen. Se conmemoraba así el 150° aniversario de su nacimiento.
Las instalaciones médicas de la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego llevan su nombre (Mary Walker Health Center). En el edificio, una placa explica su importancia en la comunidad de Oswego.
En Walker (Michigan) hay un centro de reserva del ejército que lleva su nombre.
La clínica Whitman-Walker de Washington, D.C. Debe su nombre a la Dra. Walker y al poeta Walt Whitman, que ejerció de enfermero durante la Guerra de Secesión.
La clínica Mary Walker, en el National Training Center de Fort Irwin (California) lleva su nombre.
La residencia Mary E. Walker es un albergue gestionado por el centro de veteranos de Filadelfia para mujeres veteranas en situación difícil y sin vivienda fija.
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